Además, los muebles de melamina cuentan con gran resistencia a parásitos como termitas y a la creación de mohos y otros microorganismos.
La melamina es realmente económica, y si a esto le sumamos el reducido precio del aglomerado, el resultado es un material realmente accesible para fabricar mobiliario de todo tipo.
En definitiva, la resistencia y la versatilidad de la melamina, gracias a su gran variedad de acabados, texturas y colores, la convierten en una de las opciones más populares entre los compradores de mobiliario.
Si bien es cierto que una de las ventajas de los muebles de melamina frente a los de madera es el poco cuidado que requieren los primeros, no están del todo exentos de cuidados. No obstante, resulta muy sencillo limpiar muebles de melamina. Bastará con emplear un paño humedecido con agua jabonosa o una solución acuosa con una leve cantidad de agua oxigenada o lejía.
Una vez humedecido nuestro mueble de melamina, procederemos a retirar el exceso de líquido con un paño seco, asegurándonos antes que este no tenga ningún elemento extraño que pueda rallar la superficie de nuestro mueble.
Aunque los muebles de melamina resisten de manera notable el uso de agentes químicos ciertamente agresivos sobre su superficie, es conveniente no abusar de ellos, puesto que pueden perder brillo o lustre en su color. En cualquier caso, siempre que decidas emplear productos químicos, escoge siempre aquellos destinados específicamente para el cuidado de maderas y muebles del hogar.
Como ya hemos comentado antes, los muebles de melamina cuentan con una gran variedad de acabados y por ende, con pequeñas diferencias o matices en cuanto a su cuidado y limpieza se refiere. Estos son algunos de ellos.